No es simplemente un merendero o un chiringuito de playa, el nombre engaña. Preciosas las vistas e impresionante el atardecer desde su terraza. Sala correctamente montada. El servicio correcto, sobre todo para un chiringuito, bien de tiempos y de trato.
Para mi imprescindibles las navajas, buena ración.
Bien la carne aunque un poquito pasada de punto, la próxima vez les diré que la hagan vuelta y vuelta.
Bien de tamaño las raciones, postres caseros bien resueltos, aunque todos muy calóricos, como las filloas rellenas de toffe, la tarta de galletas oreo o la leche frita.
Bien de precio, pagamos unos 20€ por persona con vino y café.