Tiene un bar de entrada concurrido, terraza, varias salas y un pequeño reservado para unas 12 personas. La carta es muy completa, destacando los productos gallegos en elaboraciones clásicas, quedando bien resueltas.
En nuestra comida tomamos cigalas, xoubas y pimientos de padrón para compartir. Interesante la elaboración de las cigalas, que fueron escaldadas y posteriormente pasan por la plancha.
De segundo casi todos los comensales se decidieron por los pescados: merluza a la plancha, merluza con grelos y nats gratinada o el lenguado a la plancha, resultando contentos con el plato. Yo me decanté por el solomillo en salsa de pimienta, una carne muy jugosa y exactamente hecho como lo había pedido (vuelta y vuelta) ya que normalmente lo pido así y lo traen al punto, lo que me molesta mucho. Quizás la salsa podría no bañar totalmente el solomillo, pero eso es el gusto personal de cada uno.
Para beber tomamos el albariño de la casa, eso sí, bastante caro para albariño embotellado para ellos (16€)
Los postres bastante clásicos, como filloas, tarta de chocolate, crema quemada y similares,
El precio sobre 35-40€ por cabeza, aceptable para el buen producto que trabajan y el buen trato que ofrecen.
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