domingo, 30 de diciembre de 2007

Restaurante El Olivo - Pontecesures-


Visitamos este restaurante con Edu, Patricia, Ernesto e Inma, el 30 de Diciembre, por lo que no era momento para grandes excesos en medio de las fiestas.
El restaurante Olivo está ubicado en la carretera N-550 a su paso por Pontecesures. Cuenta con una bar de entrada con barra y sin taburetes, y con dos salas, una para no fumadores -en la que estuvimos comiendo- y otra cerrada con cristal para fumadores. La decoración del local está cuidada, y en esta época aderezada con adornos navideños. Es un restaurante nuevo que realiza una cocina actual y cuidada, con presentaciones elaboradas y combinaciones interesantes sin resultar extravagantes.
Nos decidimos por tomar los menús de caza y de navidad. El precio de los menús está sobre los 30-35 €,, bodega y café aparte.
En el mení de caza nos encontramos lo siguiente:
- Aperitivos de la casa, con aceitunas aliñadas, pincho de salmón marinado casero y mejillón a la plancha en su concha. Curiosa la textura que se le da al mejillón en esta elaboración.
- Ensalada de setas con magret de pato y tomate cherry gratinado. Bien como entrada una ensalada semifría, con un magret de pato como toque relacionado con la caza -aunque ya no sea caza de un tiempo a esta parte- Me ha gustado el tomate cherry al horno y el contraste de textura que produce en la boca con el verde de la ensalada y con el "jamón" de pato. La mezcla del dulce del tomate gratinado y el salado del magret de pato es una combinación muy buena para comenzar. La presentación del plato vistosa, como podréis comprobar en las fotos.

- El siguiente primero del menú de caza es un salteado de setas al ajillo. En principio puede parecer un plato muy soso, pero todo depende del tipo de setas y su elaboración. En este caso se notaba la presencia de Boletus Edulis confitados, y el aceite del confit, lo que le daba un sabor especial al plato. Además la propia mezcla de texturas de los diferentes tipos de setas daba el toque especial del plato. Bueno, eso y que viniese presentado dentro de un hojaldre con forma de hoja de parra.

- Después de los primeros presentaron un sorbete de maracuyá con amaretto. El sorbete estaba hecho unicamente con agua, sin añadir leche, lo que le restaba cremosidad, pero me parece más adecuado para un cambio de sabores entre platos, aunque no sería lo ideal como sobremesa.

- El plato de caza que estaba incluido en el menú degustación era el lomo de ciervo con salsa de ginebra, acompañado de spatzli (ver foto) , pera al vino tinto, castañas caramelizadas y grelos.
Me pareción un plato realmente delicioso. El lomo estaba jugoso y con sabor delicado, sin aromas de bravío. La salsa de ginebra suave, encajaba perfectamente con el resto del plato, sin eclipsar el resto de sabores. Las castañas deliciosas -son santo de mi devoción, así que ahí no soy imparcial- y los grelos muy suaves. El spatzli es un acompañamiento curioso, nada pesado, lo que se agradece al venir con varios acompañamientos el plato, aunque seguro que alguno hubiera preferido patatas (no es mi caso) La pera al vino tinto resultaba ligeramente dura, aunque con buen sabor y un buen toque a canela. Me pareció un plato muy interesante, que no dudaría en repetir.

Respecto al postre, tomamos todos el tiramisú. una elaboración de un clásico italiano que se está convirtiendo en un habitual de nuestros restaurantes. En este caso las innovaciones no pueden ser grandes, y resultaba correcto, y de buena presentación. De todos modos conozco un restaurante en Florencia que lo tenía delicioso, mejor incluso que el que hace Isa, que para mi ya es mucho decir.
Finalmente presentaban un plato con galletas de mantequilla, chocolate con coco y anís, que se agradece para terminar la comida con el café.

El precio en torno a los 45€ con bodega. En nuestro caso, tras haber pedido un Venta DpAubert (vino del bajo aragón) y no disponer de él pese a tenerlo en carta, nos decantamos por continuar con el Semele, un ribera de Valbuena de Duero. La primera botella estaba realmente buena, con aromas de mermelada y sabores ensamblados. La segunda venía ligeramente fría de más, y al catarlo no descubrimos un ligero tufillo a madera -tierra húmeda- que sobresalió al templar el vino. Una lástima, pero son cosas que pasan.

Y en otro momento comentaremos el menú de navidad. Lo digo para no aburrir ahora

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