jueves, 29 de noviembre de 2007

Visita a Cocinandos (León)


Con un poco de retraso preseno nuestra visita al restaurante Cocinandos, que encontramos en la calle Campanillas 1, en León. Está en la zona del Musaac, por lo que puede ser un buen complemento para la visita al museo -la gastronomía de este restaurante es otro arte-

El restaurante presenta un menú fijo que mantiene durante cuatro o cinco días, con un entrante, dos medios primeros y dos medios segundos, junto con un postre. El precio es de 29€ más IVA, sin incluir bebidas.
Nuestro menú fue el siguiente:
- Versión del tigre. Curiosa la interpretación de los clásicos tigres de mejillón, envueltos en pan cortado bien fino, sin concha de mejillón, y con una salsa con un toque picante deliciosa y de textura muy cremosa.
- De primero una sopa de boletus con espuma de tomillo, que se agradecía porque en León ya hacía fresco, y donde la espuma de hierbas aromáticas daba un toque muy especial a la sopa de setas.
- El segundo primero fueron unas verduras salteadas con vieiras a la plancha. Las vieiras en su punto, pero las verduras tenían el mismo timepo de cocción, con lo que la elección del puerro con zanahoria y judía verde no ofrecía una textura adecuada. Para mi gusto el puerro necesitaría bastante más timepo, porque se hacía difícil de comoer. Una lástima.
El primer segundo fue una deliciosa merluza con salmorejo (ellos le llaman pan con tomate, pero era más parecido al salmorejo cordobés poco pasado o al arranques roteño) Venía acompañado de una salsa a la trufa. Este plato me pareció impresionante, más tomándolo en León. El pescado estaba en su punto, la mezcla del pan con tomate y la salsa a la trufa producía una combinación peculiar y al mismo tiempo sorprendente al llevarla a la boca, con sabores que no se mataban unos a otros. Impresionante.

Despuésm llegó una carne que componía un plato en el que todo encajaba perfectamente. Cochinillo confitado con brocheta de manzana y cebollas. Logrado el cochinillo, y muy acertado el acompañamiento a la carne. El cochinillo estaba jugoso y al mismo tiempo con la piel perfectamente crujiente, mientras que el acompañamiento de manzana y cebolla asad permitía el reducir la grasa del cochinillo sin hacerse pesado. Un logro de plato.

Finalmente lo que en toda mesa de golosos no puede faltar: un postre con helado de chocolade (gianduja) y brownie. Realmente rico.
Como estábamos solos Isa y yo, y por un tiempo Isa no toma vino, me ofrecieron la posibilidad de una copa de blanco con los primeros y tinto con los segundos, que, por cierto, estuvieron bien escogiidos. De blanco un chardonnay envejecido en barrica 6m, y de tinto un Elias Mora. Con el postre tomamos un moscatel blanco de León que estaba realmente bueno. Interesante también la carta de licores y olorosos del restaurante.
En resumen, un lugar en el que aprar en León sin ninguna duda, y eso tras haber probado varios interesantes en León, como el Pozo, el Amanciio (buenísimos sus garbanzos con setas y foie), y el Racimo de Oro, que son de los que me acuerdo ahora.
Muy recomendable

viernes, 2 de noviembre de 2007

Yayo Daporta en Cambados


Un auténtico placer para los sentidos, lástima que sea restaurante de fumadores, y no tenga una sala para no fumadores.
Una buena opción es el menú degustación, con aperitivo, dos medios primeros, un pescado, una carne y un postre. Este menú cambia, escogiendo diferentes platos de la carta, y resultando por 35€, con bodega aparte.
Este mes de agosto fue mi última visita al Yayo, y la verdad es que estoy pensando en volver en cuanto pueda. El edificio es una antigua casa señorial en la parte antigua de Cambados. Este pueblo merece la pena, y no sólo porque sea mi lugar de trabajo, sino por su casco antiguo bastante bien conservado. Podremos pasar un buen rato callejeando, y tomando un albariño en alguno de sus bares, costumbre muy extendida entre los nativos, y los forasteros.
El comedor tiene un toque cálido y elegante, con una decoración muy sencilla y acogedora. De especial interés es su bodega abierta a los comensales, con cerramiento de vidrio, a donde nos invitarán a pasar para escoger nuestro vino. No dudéis en hacerlo y os sorprenderán determinados caldos, que se salen de los más escogidos en los circuitos habituales. También el servicio del vino es acorde con esta presentación.
Ya metidos en faena, si estamos interesados en pedir a la carta, puedo comentar mis favoritos -reconociendo que no he llegado a probar todos sus platos-. El aperitivo de mousse de coliflor con vinagreta de café y berberechos resulta una combinación atrevida y muy bien encajada, donde no hay un sabor que destaque especialmente por encima del otro. Bien el juego de contraste de las texturas entre esa mousse cremosa y suave, la vinagreta con "tropezones" y los berberechos y su textura tan especial.
Como primero me decantaría por la tempura de berberechos sobre crujiente de arroz y algas. Realmente sorprendente. Se aprecia la buena técnica y se agradece el buen trato que se hace de un producto tan local como el mejillón. También me parece muy interesante la terrina de foie con queso de Arzúa y calabaza caramelizada, un verdadero placer para los sentidos la mezcla del foie con el dulzor de la calabaza.
De los pescados me quedo con el bacalao confitado con pil-pil de ajada y pimientos salteados. Una interpretación muy interesante del clásico bacalao a la gallega. no me resultaron especiales, en otras ocasiones, los salmonetes de roca con trigueros -quizás no sea un pescado santo de mi devoción-, ni el escacho con crema de guisantes y tirabeques, un acompañamiento que no me parece que encajase en ese plato.
Ahora mismo no lo tienen en la carta, pero en verano tenían un carpaccio de cigalas sobre arroz meloso de marisco que resultaba espectacular.
En cuanto a las carnes he probado la carrillera y el solomillo, y me parecen bien trabajados. Me han quedado ganas de probar su cochinillo confitado, pero será en una próxima visita.
Y los postres, qué decir de los postres. Difícil decantarse por uno solo. El imperial de chocolate, el bizcocho líquido de gianduja son un placer para los que somos forofos del chocolate. Sería un lujo tomarse los dos. Los recomiendo sin ninguna duda. Muy interesante también la versión de otro clásico gallego: el queso con membrillo, en su MOUSSE HELADA DE QUESO
DE TETILLA, ESPUMA DE MEMBRILLO Y REDUCCIÓN P.X., para mi gusto un lujo. El único que me dececpcionó un poco fue la sopa de chocolate blanco con helado de frutos rojos. Quizás será por comparación.
Terminan la comida con unas golosinas: melón con piña, alquequenje (physalis), y cuchara de crema catalana.
No dudéis en ir.
Yayo Daporta:

jueves, 1 de noviembre de 2007

Restaurante Pandemonium en Cambados


Por allí estuve en una cena para casi veinte personas durante el mes de octubre. Habíamos reservado el menú degustación, y las sensaciones fueron encontradas. Empezamos con una sopa de tomate, con esfera de acelga y zamburiñas, donde lo que estaba realmente buena era la sopa de tomate asado, aunque un poco forzada la nota de albahaca -por mi sin problemas, que me encanta-, después tomamos una versión de los huevos con patatas, con un huevo pasado por agua y puré de boletus, que estaba realmente beno. Seguimos con un pulpo cocido a baja temperatura, con espuma de pimentón y gelatina de su cocción. El pulpo realmente bueno, aunque la espuma no pegaba realmente con el buen trozo de pulpo que servían. Lo siguiente fue un sargo al horno, que no me resultó nada especial, y finalmente presa ibérica con espárrago y judía. La presa estaba muy poco cocinada, como si tratasen con carne de vacuno, y eso no me parece acertado. Tampoco me parecen ajustados los escasos acompañamientos del pescado -dos berberechos, agua de caldeirada y una mini-patata- y de la carne. Finalmente un buen sabor de boca con el postre de bizcocho caliente con helado de mandarina y oblea de chocolate blanco, realmente exquisito. Como la comida era concertada no pudimos recrearnos con la carta de vinos, pero pedimos un moscatel con el postre, que estaba bueno, pero fuera de temperatura.
En resumen, puede estar bien el probar el Pandemonium una vez, pero en Cambados, me sigo quedando con uno de mis favoritos, el Yayo Daporta (deliciosos los mejillones en tempura, y la tarrina de foie y calabaza)